Existen diferentes alternativas para las cenas clandestinas. Pueden organizarse en una casa privada, o en un lugar peculiar, un almacén abandonado, un museo, un garaje, entre otros espacios. Pueden convocarse una vez a la semana, o una vez al mes, depende y todas las opciones son válidas.
Lo que es indiscutible es que las cenas clandestinas son toda una experiencia. Primero por la convocatoria, casi secreta, a través de redes sociales, una web, un WhatsApp o un correo y después porque casi hasta el mismo día del evento no vas a saber dónde es y cuál es el menú. Todo envuelto de un gran misterio. Un sitio desconocido y un grupo de personas que jamás se han visto, son los ingredientes de los encuentros; es emocionante no saber quién estará sentado en tu mesa.
El misterio poco a poco se va resolviendo, horas antes de la cena conoces el menú, el chef y vas a poder saber como se ha elaborado el menú, su origen, e incluso puedes cocinar con los chefs. Para los que nos gusta cocinar esto me parece increíble.
Este sábado tuve mi primera experiencia en una Cena Clandestina y sólo puedo decir que fue increíble. A través de Alejandra de la Agencia de Turismo Estratégico TripMedia, me llegó una invitación a formar parte de un grupo de personas para tener nuestra primera experiencia gastronómica clandestina. La invitación era para la «Posada Ortega» liderada por el Chef Ortega, mexicano de origen, con una gran experiencia y currículo gastronómico. El Chef Ortega presentó recetas de familia con el nombre de su padre Pedro Ortega, Chef empresario de los restaurantes del Grupo Estoril, uno de los más reconocidos en México.

Octavio Ortega, a partir de ahora «Chef Ortega» no sólo nos acogió en su casa sino que nos deleitó con una serie de platos que te transportaban directamente a las calles de México, a sus colores, aromas y sabores y doy fe que un par de personas invitadas que eran mexicanas, suspiraron en más de una ocasión. Este fue el menú de nuestra cena clandestina.
Comenzamos con la demostración de un Somellier, que nos deleitó la velada con un vino tinto, y nos contó como hacer una cata así como a distinguir las principales características del mismo.
Los platos, las explicaciones y la buena conversación fueron conformando una experiencia de colores, olores y sabores única. La disfrutamos enormemente.
La Posada Ortega además de un espacio gastronómico, es un lugar abierto para el arte, la cultura y las nuevas propuestas; es por esto que la ambientación de la mesa y el lugar está a cargo de patrocinadores. El arte se respiraba esa noche, las artesanías únicas adornaban el espacio. Estas Artesanías, la mayoría elaboradas por desplazados por el Conflicto de Colombia, podían ser adquiridas durante la noche. Haciendo de este evento no sólo una experiencia gastronómica sino también una acción responsable.
Si estás en Bogotá, te encanta la gastronomía y las experiencias innovadoras, únicas e irrepetibles, donde la combinación de la comida, la música, el arte, la cultura es un viaje increíble y quieres disfrutar de un momento único, entonces te invito a que vayas a la Posada Ortega, porque no te arrepentirás.
Nota: todas las fotografías son propiedad de TripMedia y Posada Ortega
Para llegar a vivir esta experiencia a la Posada Ortega, y seguir las cenas clandestinas, puedes contactar a través de Instagram a:
- Alejandra Chaverra @tripmediacol
- Octavio Ortega @cheffortega
¿Has ido alguna vez a una cena clandestina? ¿Qué te ha parecido?
Beatriz Martín
Deja una respuesta