He trabajado en numerosos países y la verdad que al final nunca he escrito sobre los proyectos que he ejecutado en cada uno de ellos. Creo que es momento de sistematizar estas experiencias y plantear de una manera constructiva, con qué debilidades me he encontrado y cuáles son las acciones para fortalecer el destino o la experiencia que he empleado.
Seguimos con Puno en Perú y concretamente con la Isla de Taquile, Intika en Quechua, una de las Islas más tradicionales del Lago Titicaca. El Tour a la Isla de los Uros se combina con la visita a la Isla de Taquile, una de las más grandes del Lago Titicaca. Taquile se encuentra como a 2 horas y media de la Isla de los Uros en lancha por el lago.
Voy a analizar cada uno de los momentos que vivimos:
1. Llegamos en Lancha. Nos reciben un par de personas locales, junto con otros grupo que estaba llegando. Nada más llegar te encuentras con una tiendita y un puesto fuera que no vende ni promociona productos locales. Gaseosas y galletas que podrías adquirir en cualquier lugar. ¿Dónde está la autenticidad? ¿Dónde queda el apoyo a los productos locales? Hubiera sido mucho más interesante si nos hubieran ofrecido una amable sonrisa y un té de coca o de moña para la altura. Hay que tener en cuenta que el Lago Titicaca se encuentra a 3,800 metros y el punto más alto de Taquile se encuentra a más de 4,000 metros. Así que los que padecemos de altura realmente lo sentimos y el ascenso a la plaza se hace muy duro.
2. Entrada y baños. Al llegar hay que pagar por entrar y por el uso de los baños. Todos estos pagos sólo hacen retrasar y dar una mala imagen al turista. Por ejemplo nuestro guía se peleó con el señor de la entrada por un cobro indebido. ¿No sería mejor integrar todos estos pagos en el precio del Tour?
3. Subida a la Plaza. Mientras íbamos subiendo, de manera estratégica aparecían personas mayores tejiendo, que pedían soles por una foto, o simplemente como mendicidad. Igualmente, si diseñas un producto turístico comunitario toda la comunidad que quiera participar ha de estar integrada y los grupos más desfavorecidos han de estar apoyados. No sería una experiencia mucho más emocionante si pudiéramos hablar con estas personas mayores, que nos contaran su experiencia de vida, cuando aprendieron a tejer (porque es algo que se hereda de padres a hijos, los hombres tejen unos productos y las mujeres otros) y al final de la historia uno emocionado seguro tiende a comprarles algún producto. Los integramos y forman parte del recorrido.
4. Plaza Central. La armonía urbanística no existe y es una pena que no se haya respetado la forma de construir de la Isla para que quedara una plaza lo más integrada posible. La municipalidad rompe totalmente la armonía del sitio. En la misma plaza existe un lugar de venta de artesanía textil con unos productos increíbles, de elevada calidad. Pero al igual que con el resto de la Isla, no está puesto en valor. Las artesanías están amontonadas, no hay historias detrás de las mismas y las personas que atienden, lejos de hablar contigo sólo están pendientes de cobrarte. Esa tienda, bien ordenada, con las historias de los artesanos/as que han elaborado sus productos, las técnicas y un servicio hospitalario mejoraría mucho. Escribiendo este post descubro que el arte textil de Taquile fue proclamado el 2005 por la Unesco como «Obra maestra del patrimonio oral e intangible de la Humanidad», posteriormente en el año 2008 pasó a formar parte de la «Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad». ese día nadie nos lo contó, falta de apropiación y posicionamiento.
5. Restaurante. Existen más de 30 restaurantes en la Isla de Taquile. Eso parece ser realmente el producto turístico, que vayas a comer a uno de estos lugares, que suelen ser además en las casas de los comunitarios, en sus jardines/ terrazas. Lo mejor es cuando te preguntan que vas a almorzar si trucha o omelette. ¿Dónde están los platos tradicionales? ¿Cuáles son los platos típicos de Taquile? Nada, pérdida de cultura total, adaptación a los gustos del turista. E incluso con las bebidas, refrescos embotellados. Además es tal el negocio del restaurante, que nuestro grupo fue invitado «amablemente» a abandonar su sitio porque llegaba otro grupo a comer.
6. Bajada. Para volver al embarcadero bajas casi 500 escalones de piedra. Los paisajes increíbles, pero igual que con Los Uros me fui con la sensación de que no había aprendido nada, que no había habido intercambio cultural y que la experiencia distaba mucho de ser una experiencia auténtica. Lo que si me impactó fueron los paisajes y las vistas, algo espectacular.
Al final, la conclusión de muchos de los que estábamos allí, era que no vale la pena un viaje tan largo sólo para ir a comer. Porque la verdad que el resto de la experiencia no existe. Así que la pregunta es, ¿qué tipo de destino es el que quiere ser la Isla de Taquile? ¿Cuál es su valor diferencial?
Viendo algunos comentarios en Tripadvisor de turistas que realizaron el mismo tour, aparecen las mismas críticas.
Nos decepcionó de principio a fin. Las excursiones sólo te llevan para que comas en uno de sus restaurantes
No merece la pena irse hasta allí. Son 2’5 horas de ida y otras tantas de vuelta y en dicha isla no hay nada de nada. Te dan de comer una sopa y pescado o tortilla y poco mas. Los habitantes de la isla muy amables pero todo muy comercial. Si podéis solo visitar los Uros, que es lo que mas impacta por novedoso y único
Comentarios que deberían dar que pensar a los que en estos momentos están gestionando el destino. ¿Conoces la Isla de Taquile? ¿Qué te pareció?
Beatriz Martín
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