En el año 98 recibí mi primer curso de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Valencia, y el tema me pareció así de entrada, no lo voy a negar, como algo utópico. Con los años, he ido especializándome y aprendiendo que a través de indicadores podemos ir calculando algunos de los factores que hacen que un destino turístico pueda ser llamado «sostenible». Es complicado, complicadísimo, si además queremos ser puristas, porque al final, ningún destino lo cumpliría, así que como siempre hay que analizar el contexto donde se encuentra el destino para obtener resultados más o menos acordes con la realidad.
Fuente: http://sostenibilidad.us.es/user/images/1322497325.jpg
¿Pero que ha ocurrido con los temas «eco» y «sostenible» en el día a día? Es increíble como el mercado se ha apropiado del término, quizás en muchos casos sin conocer toda su amplitud y ha proyectado toda una estrategia de ecomarketing de muchos productos. Por ejemplo, y de ahí surge mi post. Hace un par de semanas estuve en Madrid desayunando en un establecimiento muy ecológico. Desde el primero hasta el último detalle todo era «eco»!! hasta los uniformes de los camarer@s, eran y así lo ponía en sus camisetas, «algodón 100% ecológico». Los muebles de madera, como no!, aunque no vi por ningún lado que estuvieran certificados por FSC (digo yo que si te vendes como eco, que lo sea todo no??). Todos los productos alimenticios que podías consumir o que se vendían estaban certificados por Comercio Justo (http://www.fairtrade.net/certifying_fairtrade.html?&L=1) y con Certificación Ecológica de la UE (http://ec.europa.eu/agriculture/organic/consumer-confidence/logo-labelling_es). A mi por defecto profesional, me asaltó la curiosidad y empecé a preguntarle a una camarera, que si detrás de este establecimiento había una Fundación o Proyecto social, que colaboraba con el Sur, que si tenían un Plan de Acción Sostenible, que si los productos de limpieza eran «eco» (me dijo que no, esta pregunta era trampa, porque al ir al baño miré que el papel no era reciclado, que el jabón era de una marca industrial y que no existía ningún tipo de medida para el ahorro energético ni de agua). Bueno el desayuno, estaba muy bueno, eso también hay que destacarlo y el café de comercio justo. Me quedó la duda que si ella no sabía más, o es que de verdad tampoco había nada tan organizado como todo lo que me había imaginado. Cuando regresé a casa, busqué la web y tampoco encontré demasiada información extra.
Fuente: Fotografía propia tomada en «Le Pain Quoitidiane» http://www.lepainquotidien.com/
En fin, que al final estos establecimientos tan «eco», con unos precios algo más elevados que el resto, se me quedan en eso, en una «ecofachada» y siempre me dan la sensación de mucho marketing y poco fondo. A este otro lado del charco, en Latinoamérica, he encontrado, pequeños establecimientos, con un proyecto sostenible de base, mucho más reales, aunque en su camiseta no pusiera «100% algodón ecológico». ¿Conocéis algún sitio «eco»?
Beatriz Martin
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